Eamonn Doyle, el retratista del Dublín flotante

El fotógrafo irlandés plasma su ciudad natal sin filtros mientras reflexiona sobre la pérdida aunando su faceta como productor de música electrónica en la muestra más grande sobre su figura, que puede visitarse hasta el 26 de enero


La historia de Eamonn Doyle es la misma que recorre las calles del Dublín más céntrico y diverso, un camino circular que comienza y termina con un interés por el arte en todas sus formas: pintura, fotografía y música. Un artista multidisciplinar que ha sabido plasmar su talento en diferentes formatos sin perder autenticidad y poniendo por delante su visión de la realidad más cercana, por donde rebosa la crítica y un proceso de introspección a las raíces y a lo más profundo de su dolor.

Nacido en la capital de la república irlandesa en 1969, Doyle estudió pintura y fotografía en su ciudad natal durante cuatro años y, al terminar, emprendió un viaje por el planeta con el objetivo de convertirse en un “fotógrafo del mundo”. Aunque su espíritu de explorador le duró poco y regresó pronto a Dublín, donde aparcó la cámara y se mudó al número 147 de Parnell Street, edificio que había albergado el negocio familiar. Su nuevo hogar era el ambiente propicio para dar rienda suelta a su talento: artistas, cineastas y fotógrafos establecieron sus estudios en el bloque y, animado por la atmósfera bohemia, decidió comprarse un equipo de sonido.

En 2011 cambió vinilos por fotos y salió a la calle con su nueva cámara

Doyle instaló un estudio de grabación en el sótano, comenzó a grabar a grupos locales y fundó su primer sello discográfico: Dead Elvis. Los acontecimientos que le convertirían en una figura de referencia mundial dentro de la música electrónica se precipitaron por la evolución de las nuevas tecnologías y dejando de lado Dead Elvis, lanzó D1 Recordings, un nuevo sello que marcaría su vida durante los siguientes 20 años publicando discos, colaborando, dirigiendo festivales (como el Festival de Artes Electrónicas de Dublín) y viajando por todo el mundo con su música, al igual que hizo tras acabar sus estudios. Doyle parecía haber encontrado el punto en el que confluían pasión y profesión.

Pero la llegada de la ola digital desestabilizó la industria y, motivado por el cambio, vendió sus equipos de música y con el dinero que obtuvo se compró con una cámara. Así, en 2011, Doyle cambió vinilos por fotos, salió a la calle armado con su nueva herramienta de profesión y comenzó a inmortalizar a sus vecinos, su barrio y a reconectar con sus primeros estudios. Desde entonces, alterna la electrónica con sus proyectos fotográficos, un campo en el que sigue desarrollándose como profesional y del que ha nacido la conocida como trilogía de Dublín, un trabajo reconocido internacionalmente y que ahora se expone en Madrid.

 

Tras la lente irlandesa

Ocho años le han valido a Eamonn Doyle para convertirse en un fotógrafo de referencia y llamando la atención de figuras como Martin Parr, quien llegó a decir que su primer trabajo era “el mejor álbum de fotos callejeras” de la última década.

Su vanguardismo y crudeza a la hora de representar elementos comunes a las sensibilidades y realidades del público llegan a la exposición que lleva su nombre y que puede verse hasta el 26 de enero de 2020 en la Sala Bárbara de Braganza de la Fundación MAPFRE.

Eamonn Doylei (serie) no. 36, 2013,
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 225 × 150 cm

La mayor muestra del irlandés está compuesta por 153 fotografías, casi la mitad pertenecientes a la trilogía de Dublín, es decir, las series i, ON y End.; una oportunidad para realizar un recorrido por “las fuerzas visibles y invisibles que nos empujan a todos”, tal y como apunta su comisario Niall Sweeney.

Junto al Dublín visto tras la lente irlandesa de Doyle, se exponen Made in Dublin, con una mezcla inmersiva entre imagen, audio y vídeo; obras tempranas, colaboraciones y, para finalizar, K, su trabajo más personal y emocionante.

A lo largo de la muestra, Doyle representa su ciudad natal desde su punto de vista, imprimiendo su visión sobre Dublín y sus habitantes en cada una de las imágenes. Las fotografías de gran tamaño, el plano picado, el encuadre, el color… soledad, comunidad y energía se respiran en la primera parte de Eamonn Doyle.

Como no podía ser de otra manera, la música también encuentra su espacio en esta exposición, con las colaboraciones con David Donohoe que complementan Made in Dublin y K. Esta última serie, que marca el final al recorrido, es la más emotiva y personal de Doyle, en la que el viento es el nexo entre el duelo y la pérdida de un ser querido y el regreso a las raíces irlandesas.

Trilogía de Dublín

i

Eamonn Doylei (serie) no. 7, 2013,
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 225 × 150 cm
Eamonn Doylei (serie) no. 1, 2013,
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 225 × 150 cm

Del sótano a la calle, traspasando el umbral que separaba su universo de música electrónica de la realidad pujante, silenciosa y palpable que le rodeaba. Así se sumerge Doyle en su ambiente, su Dublín, por el que circulan figuras practicando su rutina diaria a lo largo de O’Conell Street.

Las imágenes que componen i, la primera serie de la trilogía de Dublín, están enmarcadas en retratos de más de 2m de altura, tomadas en ángulos picados y encuadres en los que no hay lugar para más protagonismo que no sea el del sujeto protagonista de la instantánea.

Una grandiosidad que ponen el énfasis en las telas, los colores, las texturas, el porte y el caminar de cada uno de los ciudadanos dublineses con los que la cámara de Doyle se encuentra tras salir de su universo musical.

ON

Eamonn DoyleON (serie) no. 47, 2014,
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 160 × 240 cm

Dublín en blanco y negro. La mezcla de texturas y de colores cede el protagonismo a la dureza del contraste entre grises, de esa luz y oscuridad que perfilan los dublineses.

De forma contrapuesta a i, donde los protagonistas daban la espalda al objetivo, en ON son los rostros, los cuerpos, los edificios y los cielos quienes reivindican el foco. Su piel se funde con la textura de la ciudad, Dublín se fusiona con sus ciudadanos hasta volverse inseparables.

Mucho grano, hormigón y volúmenes de amplias dimensiones que vuelven a presentar el encuadre muy marcado y personal de Doyle.

END.

Eamonn DoyleEnd (serie) Naranja, 2015,
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 67 × 100 cm

Pasado, presente y futuro se enlazan en la ciudad que se muestra en End., aunque ya no se presenta esa dureza de la serie anterior y ahora es la gracilidad, los gestos de anónimos, el sentimiento de estar fuera de lugar en el momento erróneo copan la última entrega de la trilogía de Dublín.

El color regresa a la lente de Doyle y recoge a una ciudad varada pero unida, donde las calles parecen empujadas y arrastradas por fuerzas invisibles. Una última mirada a sus orígenes que finaliza con una alternancia entre modernidad y lo que una vez fue.

Visita de Estado

De los habitantes de la ciudad, en esta serie Doyle pasa a fijar su lente en las alcantarillas de Dublín para reflejar su realidad y su historia. Las 36 imágenes de Visita de Estado muestran las tapas de los desagües durante los días previos a la visita de Estado a Irlanda de la Reina Isabel II en 2011, mismo año de creación de la trilogía.

Las tapas aparecen marcadas con pintura amarilla y blanca, reflejando que han sido inspeccionadas por las fuerzas de seguridad nacional, con líneas, estrellas y otros motivos, en un reflejo de las pinturas rupestres prehistóricas

Experiencia inmersiva

Made In Dublin

Eamonn Doyle, Niall Sweeney, David Donohoe, Kevin Barry
Made in Dublin, 2019 [edición madrileña], fotograma, vídeo-miriorama animado
nueve monitores independientes de vídeo de 55 pulgadas con sonido cuadrafónico
dimensiones totales de la pantalla: 124 × 641 cm
encargo original de ThisIsPopBaby para Where We Live, Dublín, 2018. cortesía de los artistas
© Eamonn Doyle, Niall Sweeney, David Donohoe, Kevin Barry

La exposición continúa con una experiencia inmersiva, Made in Dublin, una especie de vídeo-miriorama animado que evoluciona en espiral. Dividida en nueva pantallas, la obra cambia de forma permanente sobre una ciudad en movimiento, imitando la técnica cinematográfica con un conjunto de secuencias que se despliegan en paralelo a través del movimiento de personas atrapadas en el tiempo y el espacio: atrapadas en Dublín.

Pérdida

K

Eamonn DoyleK-47 (serie española), 2018
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 200 × 150 cm
Eamonn DoyleK-37 (serie irlandesa), 2018
tinta pigmentada UltraChrome HDR sobre papel Hahnemühle FineArt, 200 × 150 cm

Eamonn Doyle cierra con su serie más personal y siniestra: K. Compuesta por un conjunto de imágenes a color y de gran formato, el visitante se encuentra con figuras espectrales que cambian constantemente sobre los paisajes de la costa oeste de Irlanda y el oeste de España, en concreto, en Extremadura.

Junto a las instantáneas de gran formato, esta parte de la muestra también es auditiva, con la reproducción de un keen irlandés, una forma tradicional de canción de lamento para los muertos. El tema es una grabación que data de 1951 mezclada con una pieza compuesta por David Donohoe y hace referencia a la pérdida prematura del hermano y la madre del artista.

La madre, la pérdida, el duelo y el sufrimiento son representados por Doyle como un cuerpo de forma voluble, que se adapta al viento y a las fuerzas de la naturaleza. Esta figura espectral brota de la roca, las aguas saladas y se convierte en líquido, polvo y gases; una meditación sobre las fuerzas que nos atan y el dolor, con la presencia de los fantasmas de los irlandeses atlantes.

DATOS ÚTILES 

 

Eamonn Doyle

 

Comisariado por Niall Sweeney

Producción: Fundación MAPFRE

Cuándo: Hasta el 26 de enero de 2020

 

Dónde: En la Sala Fundación MAPFRE (C/ Bárbara de Braganza, 13. Madrid)

 

Entradas: 3 euros. Visitas guiadas: 5 euros

Fotos: edición única de exposición cortesía de Michael Hoppen Gallery, Londres
© Eamonn Doyle, cortesía de Michael Hoppen Gallery, Londres
BlueMedia Studio para Fundación MAPFRE
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