¿Se puede aprender a comer bien?

Frente a un ritmo de vida frenético, cada vez son más los que intentan adaptarse y adoptar vías de alimentación saludable aptas para todos los bolsillos


Levantarse, ir a trabajar y volver sin pensar en otra cosa que no sea meterse en la cama de nuevo. El día a día dentro de las ciudades y el ritmo laboral impuesto en la mayoría de puestos deja un tiempo muy limitado al cuidado de la alimentación, que no se suele encontrar en la lista de prioridades. Estas prisas se imponen en muchas ocasiones también en los hogares, lo que se traduce en poca o nula educación alimentaria.

 

Uno de los mitos más extendidos, junto al de la falta de tiempo para cocinar, es que recurrir a la comida sana es más caro. Las modas, por supuesto, influyen mucho en las estanterías del supermercado, pero basar la dieta diaria en frutas y verduras es algo completamente asumible en un país como España.

No es seguir una de esas conocidas dietas milagro, sino aprender a alimentarnos de forma correcta y disfrutar con ello.

 

Cambio generacional

 

Todo cobra más sentido cuando se observan estadísticas; por ejemplo, las de un estudio realizado por la Universidad de York y publicado en Obesity Research & Clinical Practice. Según recoge, los jóvenes tienden a pesar un 10% más que sus padres a una edad similar sin cambiar sus hábitos de alimentación o ejercicio. Las razones de esta subida, según Jennifer Kuk, al frente de la investigación, tienen que ver con los químicos añadidos a los alimentos y el cambio de la microbiota de nuestro cuerpo, debido entre otras cosas a la falta de productos naturales en la dieta y la presencia de endulzantes procesados.

 

Dar el paso hacia la comida sana es más fácil de lo que imaginamos. En la era de las redes sociales, Instagram o Facebook son herramientas muy potentes; en ellas, muchos usuarios -gran parte de ellos con formación específica en nutrición o dietética- se vuelcan en colgar recetas, explicar trucos de alimentación y de conservación e incluso analizar la composición de cada alimento o sugerir los elementos óptimos en cada carro de la compra según el nivel adquisitivo. 

 

A esta cantidad ingente de información se suma el esfuerzo de muchas marcas y proveedores, que están adaptando y haciendo evolucionar sus productos para satisfacer a un cliente cada vez más concienciado tanto con el entorno como con los efectos de la alimentación sobre su salud.

 

Una vida sana sin dietas

 

Girar hacia el lado sano implica aspectos completamente diferentes a la etiqueta light; se trata más bien de reeducar nuestra conducta, apostar por la comida real y encontrar el equilibrio entre nutrientes. La concienciación frente a ello es cada día mayor, y muchos nutricionistas ya insisten en una nueva pirámide alimenticia que destierra los dulces, bollería y azúcares refinados -situados en lo alto de la antigua clasificación-, y los sustituye por grasas saludables como el aguacate o el aceite de oliva.

 

Es esa misma pirámide la que apuesta por la llamada real food -ingredientes naturales sin procesar- y los procesados saludables                -congelados o conservas-, primando frutas, verduras y cereales integrales. 

 

Tres gestos fáciles y efectivos

Reducir el azúcar

Sustituir los refrescos o las bebidas procesadas por agua y evitar productos cargados de azúcar añadido en pos de opciones naturales son primeros pasos notables a la hora de mejorar la salud.

Comer fruta y verdura

Lo hemos escuchado hasta la saciedad, pero merece la pena volver a insistir en ello: añadir frutas y verduras a la dieta es vital; si son de temporada, también es un punto a favor de nuestro bolsillo.

Poco procesados

Apostar por ingredientes naturales es clave para cuidar nuestra salud. A la hora de cocinarlos, mejor si se opta por platos a la plancha, hervidos o al horno en lugar de rebozados o fritos.

¿Comida rápida y saludable? Sí, por favor

El tiempo que se destina a cocinar cada vez es menor, y la comida rápida ha sido la solución durante años. Sin embargo, la salud se ha impuesto en esta fórmula

 

Aunque la propuesta de restauración impulsada y desarrollada por Ferran Adrià apenas tuvo una década de recorrido, el concepto que este gurú de la cocina de vanguardia acuñó para describirla, Fast Good, ha dejado su poso en la filosofía alimentaria actual: plantarle cara a las apretadas rutinas y, sin perder la rapidez de esta fórmula, apostar por recetas más saludables.

 

El profesor universitario y actual presidente de la Fundación Alimentación Saludable, Jesús Román, apoya esta prescripción: "En la vida no siempre podemos hacer todo lo se considera óptimo, y a menudo nos debemos conformar con un mal menor. En alimentación, con nuestro estilo de vida, muchas veces podemos hacer perfectamente dietas saludables pero con platos y menús realizados de forma rápida. Y eso sin menoscabo de sus virtudes nutritivas", asevera. Claro que esta filosofía no exime al consumidor olvidar "el puchero de toda la vida ni las cocciones a fuego lento", aclara. "Lo importante es adaptar la dieta mediterránea al mundo actual y que no nos falten los alimentos significativos que la constituyen".

La organización, esencial 

 

Para el doctor Román es esencial seguir reglas sencillas para disfrutar de comidas rápidas y saludables. "Hay que pararse a pensar y programar, tener una buena despensa -comprar bien- y un calendario de comidas", explica, pues hay "platos que se pueden cocinar en cantidades mayores y utilizar el exceso para otras ocasiones". Además, si no se puede cocinar a diario hay "ciertos alimentos ya preparados -conservas de pescado, de legumbres ya cocidas o verduras congeladas- que son útiles y nutritivos", destaca Román, quien recalca que "hay que leer bien las etiquetas de lo que compramos".

 

El doctor aconseja a las personas que tienen poco tiempo para comer pero buscan dietas saludables "interesarse en sí mismos, en su cuerpo y sus mecanismos, y en su salud. No hay que esperar nunca a tener un poco de sobrepeso, colesterol alto o tensión alta para cuidarse", concluye.

 

Mitos y leyendas de la alimentación

La buena alimentación se ha impuesto como un requisito indispensable de la vida ordenada y el bienestar. Una realidad que, sin duda alguna, tiene grandes ventajas para todos los consumidores, pero que también ha conseguido situar esta actividad en el centro de la polémica sanitaria en innumerables ocasiones.

 

Este interés suscitado ha favorecido la aparición de mitos y errores muy extendidos que se han convertido en falsos milagros dietéticos, excluyendo, por ejemplo, alimentos básicos de las comidas -como el pan, el agua o algunas carnes- o invitando a seguir regímenes estrictos que pueden desembocar en una malnutrición.

 

Los expertos advierten 

 

Desde InfoAlimenta, iniciativa de la Fundación Alimentum gestionada por la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), destacan que no hay «alimentos buenos o malos, sino dietas nutricionalmente equilibradas o desequilibradas», y en nuestras manos está la posibilidad de plantar cara a dietas milagro o bulos alimentarios para asegurar un estado óptimo de salud. Recomiendan, de manera general, regirse siempre por el principio de «cinco comidas al día, aunque el número depende de las costumbres, estilo de vida y condiciones de trabajo de cada persona».

 

Para advertir de los peligros que conlleva seguir los consejos erróneos que circulan por la red en lugar de ponerse en contacto con expertos, desde InfoAlimenta brindan un extenso decálogo de mitos y verdades alimentarias -algunos de los cuales se detallan en el cuadro anexo-, que conviene conocer con detalle para no perjudicar la salud. «El secreto está en seguir una dieta equilibrada, variada y moderada y practicar actividad física a diario», apuntan en la web de la entidad. 

Los mitos más extendidos

'Gluten free'

Los productos con esta etiqueta no son más ligeros ni poseen menos calorías en líneas generales: solo ofrecen ventajas nutricionales específicas a las personas celíacas.

La fruta engorda

Siempre tiene las mismas calorías por pieza, sin importar el momento del día en el que se disfrute, aunque su aporte de fibra aumenta la sensación de saciedad si se consume antes de comer.

Los huevos

Su color no influye en su valor nutritivo, pues depende de la raza de gallina. Tampoco hay que lavarlos al comprarlos, ya que su cáscara es porosa y puede acumular microoganismos perjudiciales.

Las verdades menos conocidas 

Conservas saludables

Aunque los procesados tienen mala fama, no todos son perjudiciales. Esta denominación puede indicar que han sido modificados para su conservación, como es el caso de las latas.

Sí a las grasas

Son fuente de energía y ayudan a transportar algunas vitaminas. No obstante, no todas son iguales: hay que reducir las saturadas y las trans, y aumentar las poli y las monoinsaturadas.

Los congelados

Si se sigue el proceso de congelación adecuado y no se añaden aditivos ni otros elementos, el efecto en los valores nutricionales y en las características y propiedades de los alimentos son mínimos.

¿Cómo es el comensal del siglo XXI?

Gracias al movimiento 'foodie', la diversidad culinaria se percibe como una necesidad

Comer se ha comido siempre. Sin embargo, no ha sido hasta hace unas décadas cuando esta función vital se ha convertido en un auténtico arte en el que cada paso es importante, desde el origen de las materias primas hasta el ritual de degustación y maridaje, pasando, inevitablemente, por su elaboración. Enarbolando este estandarte están los foodies, unos auténticos amantes del colosal mundo de la gastronomía que disfrutan de la cocina en todas sus variantes, siempre que sea de calidad y beneficiosa para nuestro organismo.

 

Después de una etapa oscura marcada por la llamada «adicción» -forzada por las rutinas imposibles- a las grasas saturadas y a la comida rápida, la globalización, las nuevas tecnologías y la concienciación de las autoridades sanitarias han impulsado una forma de vida más saludable que se refleja en lo que se sirve en la mesa. Así, han surgido diversos perfiles de comensales que se preocupan de qué, cómo y de dónde viene lo que ingerimos. Veganos y vegetarianos, defensores de los productos de cercanía, comensales que apuestan por la dieta omnívora o que han sabido darle la vuelta al concepto de comida rápida son los principales representantes de las nuevas tendencias gastronómicas. Aunque no comparten las mismas premisas, todas confluyen en la filosofía foodie.

 

Además, el cuidado por enfermedades extendidas que antes no se trataban -como intolerancias, celiaquía o diabetes- también ha influido en las costumbres y hábitos alimentarios, dando paso a un nuevo tipo de consumidor al que no solo le preocupa disfrutar de un manjar, sino que este concuerde con su forma de vida.

Recetas

Veganos: Hummus vegetal

Flexitarianos: Tataki de atún

Localtarianos: Parrillada de KM 0

Ingredientes

  • 300 gr. de garbanzos cocidos
  • El zumo de medio limón
  • Una cucharada de tahín
  • Un diente de ajo
  • Media cucharada de comino
  • 160 gr. de remolacha
  • Una pizca de sal
  • Un chorro de aceite de oliva
  • Semillas de sésamo

 

Elaboración

 

Con la ayuda de una batidora, triturar los garbanzos cocidos junto con el zumo de limón, el tahín, el ajo, el comino, la remolacha y la sal.

Batir hasta conseguir una mezcla de color homogéneo (rosa intenso).
Lograda la pasta rosa, corregir la textura con agua hasta dar con la densidad deseada.Enfriar en la nevera envuelto en film para que los sabores y aromas se asienten.Decorar con aciete de oliva y semillas de sésamo. 

 

Preparación: 30 minutos

Calorías: 129 kcal

Precio: 5 euros

Ingredientes

  • 200 gr. de lomo de atún rojo
  • 75 ml. de salsa de soja
  • 35 ml. de vinagre de arroz
  • Jengibre en polvo
  • Una cucharada de sésamo
  • Aceite de oliva
  • Sal en escamas


Elaboración


Cortar el lomo de atún en filetes de medio centímetro de grosor y cuatro de largo.
Marinar el pescado durante quince minutos en una mezcla preparada previamente con el vinagre de arroz, la salsa de soja, una cucharadita de jengibre en polvo y un poco de sal.
Mientras reposa el atún, tostar las semillas de sésamo en una sartén o al horno para después añadirlas al marinado.
Pasados los quince minutos, sacar el atún de la salsa, y en una buena sartén a fuego fuerte marcar los lomos con un golpe de calor.

 

Preparación: 40 minutos

Calorías: 270 kcal

Precio: 14 euros

Ingredientes

  • Dos zanahorias medianas
  • Medio puerro
  • Un calabacín
  • Un cuarto de calabaza
  • Una berenjena
  • Seis espárragos trigueros
  • Dos tomates verdes
  • Sal gorda y aceite de oliva
  • Salsa romesco

 

Elaboración

 

Preparar la mise en place de las verduras cortando zanahorias y puerro en bastones y en rodajas calabacín, berenjena y tomates.
Calentar una parrilla a fuego fuerte tras haberla pintado con aceite y añadido sal gorda para que se tueste. Bajar el fuego, colocar los bastones y pulverizar con aceite. Darles vueltas hasta que comiencen a ablandarse. Entonces, añadir el resto de verduras hasta que cojan el color y textura deseados. 

 

Preparación: 45 minutos

Calorías: 75 kcal

Precio: 8 euros

'Fastgoodie': 'Buddha Bowl'

Celíacos: Tortitas de plátano

Diabéticos: Tarta de queso

Ingredientes

  • 400 gr. de salmón ahumado
  • Un aguacate
  • Tomates cherry
  • Mezcla de lechugas y brotes
  • Cebolla roja
  • Medio pepino
  • Un yogur griego natural
  • Una rama de romero
  • Aceite de oliva, sal y pimienta

 

Elaboración

 

Aliñar los garbanzos ya cocidos con aceite, sal y pimienta y colocar en la base del bol.Confitar el salmón en aceite con romero a baja temperatura hasta que coja un tono rosado y añadir a los garbanzos.
Cortar los aguacates, la cebolla y el pepino en ruedas e incorporar con los tomates, el mezclum y los brotes.
Listos todos los ingredientes en el bol, preparar una salsa fría con el yogur griego, aceite y pimienta.

 

Preparación: 30 minutos

Calorías: 400 kcal

Precio: 15 euros

Ingredientes

  • Seis plátanos maduros
  • Dos cucharadas de azúcar
  • Dos huevos grandes
  • Un chorrito de anís
  • Media cucharadita de canela
  • Mantequilla
  • Miel de flores
  • Frutos secos para el topping

 

Elaboración

 

Trocear los plátanos y meter en un cuenco durante un minuto al microondas.
Agregar el azúcar, la canela en polvo, los dos huevos y el anís y mezclar hasta conseguir una masa fina y muy ligada.
Calentar mantequilla en una sartén pequeña a fuego medio hasta que se derrita. Con ayuda de un cazo, llenar todo el fondo con la mezcla hasta que se dore y se le pueda dar la vuelta. Repetir el proceso hasta acabar la masa.
Decorar con la miel y los frutos secos.


Preparación: 35 minutos

Calorías: 52 kcal

Precio: 6 euros

Ingredientes

  • 170 gr. de margarina
  • 300 gr. de galletas María sin azúcar
  • Dos cucharadas de sacarina
  • 700 gr. de nata líquida baja en grasa
  • 300 gr. queso de untar light
  • Dos sobres de cuajada
  • Mermelada de fresas

 

Elaboración

 

Triturar las galletas en la batidora y añadir la margarina derretida en el microondas. Cubrir el fondo de un molde de tamaño medio y dejar enfriar.
Mezclar en una olla la mitad de la nata con la cuajada hasta conseguir una masa homogénea. Añadir el queso de untar y la nata restante.
Cuando empiece a hervir, retirar del fuego y añadir a la base de galletas. Dejar reposar.
Introducir en el frigorífico dos horas. Antes de comer, decorar con mermelada.

 

Preparación: 30 minutos

Calorías: 320 kcal

Precio: 6 euros

La vida sana también es cuestión de 'influencers'

Los perfiles de Instagram dedicados a la alimentación saludable se han convertido en una fuente de ideas a la que se suman cada día más adeptos

Se puede aprender a comer sano con Instagram a modo de herramienta. Aunque la ayuda de un profesional es necesaria en algún caso y recomendable en otros tantos, la red social está cargada de inspiración, recetas y consejos que hacen más llevadero -y bastante más visual- el cambio de hábitos.

 

Una de las primeras ideas que se transmite en la mayoría de estas cuentas, muchas veces complemento de blogs con nutricionistas tras las teclas, es que comer bien algo a incorporar en el día a día. No se dedican a proponer dietas, sino a sugerir alternativas saludables basadas en alimentos naturales y a romper mitos a golpe de fotografías que retratan platos de lo más apetecible.

 

Dentro de la lista infinita de usuarios a seguir, hay opciones para todos los gustos tanto dentro como fuera de nuestro país. A nivel internacional, destacan nombres como la británica Natasha Corrett, chef con cuatro libros publicados que usa Instagram como ventana para compartir sus últimas recetas; Ella Mills, que supera el millón de seguidores en su cuenta @deliciouslyella, donde muestra platos como brownies o hamburguesas en su versión más sana; o las hermanas Jasmine y Melissa Hemsley, que se han ganado a la comunidad gracias al giro saludable que dan a infinidad de alimentos.

En España también tenemos una pareja de hermanas volcadas en el modo de vida healthy. Fit Happy Sisters, tras el que están las valencianas Ani y Sara, es uno de los blogs de alimentación más seguidos de nuestro país. Lo que comenzó como un recetario online se ha extendido ya a una comunidad que supera los 359.000 seguidores en Instagram; en sus posts presentan un giro saludable a platos como la pasta, la pizza e incluso las torrijas.

 

Es la misma línea que sigue Gina Estapé, al frente de My Healthy Bites. "Al principio subía fotografías de platos a Instagram para dar ideas de comidas saludables", explica a 20minutos. Debido a la demanda creciente de sus miles de seguidores, decidió abrir un blog para compartir las recetas. ¿Su principal apuesta? "La comida de verdad", asegura. "Es importante optar por productos frescos del mercado, debería ser una regla para todos los estilos de vida". Coincide con ella Carmen Roldán (@_thinking_healthy en Instagram): "Es mejor dejar de mirar la etiqueta de los productos que consumimos, y centrarnos en comerlos frescos y sin procesar", explica. "Hay que comer siendo conscientes de que es algo importantísimo para nuestra salud, no hacerlo por ningún objetivo físico", matiza; "ahí está el fallo fundamental de las ‘dietas milagro’". Esa mejora en la calidad de vida es la razón principal para revisar los hábitos de alimentación: "Lo fundamental es querer", sentencia.

 

Rocío Graves, responsable de la web Let It Be Cosy, plantea un mensaje similar: "El primer paso es tener muy claro el por qué. Si viene desde el amor hacia ti mismo, desde el ‘quiero’ en lugar del ‘debería’, el camino será mucho más fácil", plantea, aunque a veces parezca una carrera de obstáculos. "Cuando uno sale de casa, encuentra muchísimas situaciones en las que la opción más fácil no es saludable. Este estilo de vida requiere compromiso y paciencia, pero la recompensa es maravillosa". Para compartir experiencias y aprender existen sesiones como las que ella misma organiza, llamadas Cosy Gatherings y destinadas a degustar comida orgánica de base vegetal. 

Nombres propios


Carmen Roldán

@_thinking_healthy

 

Carmen es asmática, condición que le hizo tener "miedo" del deporte durante años. Cambió la visión al conocer a su pareja, un amante del running que animó a que se calzase las deportivas. Ese recién descubierto amor por la actividad física hizo que, poco a poco, se fuese interesando en el complemento que la alimentación aporta. Tiene casi 25.000 seguidores en Instagram, pero rechaza el término Influencer: "me gusta inspirar, no influir", explica a 20minutos.


 

Ani y Sara martínez

@fit_happy_sisters

 

Sara y Ani, más conocidas como Fit Happy Sisters, comenzaron su periplo virtual cuando abrieron, hace ya unos años, un blog de cocina para mostrar que puede optar por lo saludable sin estar a dieta. «La comida sana no se limita a ensaladas sosas y pechuga a la plancha», cuentan en su carta de presentación. El éxito de sus dos libros (La vida sin dietas y No hagas dieta nunca más) y su número creciente de seguidores (casi 360.000 en Instagram) les dan la razón.

 

GINA ESTAPÉ

@myhealthybites

 

La barcelonesa Gina Estapé creó hace unos años una cuenta de Instagram dedicada íntegramente a la comida sana. Su interés creciente por el impacto de la alimentación en la salud hizo que diese el paso hacia la dietética, formación que ha compatibilizado con recetas basadas en alimentos de calidad, naturales, sin azúcares ni aditivos. Su objetivo: "Contribuir a hacer llegar al mayor número de gente posible un estilo de vida saludable".


 

Rocío Graves

@letitbecosy

 

La relación de esta mallorquina con la alimentación saludable -en su caso, basada en los vegetales- comenzó cuando, tras un diagnóstico de enfermedad de Graves, se replanteó su forma de comer y giró hacia alternativas beneficiosas tanto para su entorno como para su salud. En su web Let it Be Cosy comparte recetas tan exquisitas como la fotografía que las acompaña, un cuidado que traslada también a su cuenta de Instagram homónima.

Comer en bol

La moda gastronómica más equilibrada

'Smoothie Bowl'

Hace ya unos años, las cuentas de las celebrities comenzaron a llenarse de boles de desayuno en los que se desterró para siempre la mezcla de leche y cereales. En su lugar se encuentran visuales combinaciones de vegetales, lácteos y proteínas, que incluyen desde kale -o col rizada- a bayas de acai o frutas comunes como la fresa o el plátano. Si se elige bien, son una gran fuente de nutrientes.

'Buddha Bowl'

La tradición budista cuenta que los monjes caminan, cada mañana, con un bol vacío que llenan con la comida ofrecida por los habitantes del lugar que peregrinan. Aunque ese es el origen del término buddha bowl, lo cierto es que hoy se asocia a una tendencia cada vez más arraigada: esos visuales cuencos llenos de verduras al vapor o crudas, grano -cereales, quinoa...-, legumbres y frutos secos. Todos esos elementos constituyen un plato único basado en alimentos cocidos o al natural que aportan proteína, hidratos de carbono y lípidos saludables.


'Poké Bowl'

Esta vez la idea procede de Hawaii y Asia. Los poké bowls son cuencos tropicales que suelen estar compuestos por pescado fresco, vegetales y distintos tipos de algas y semillas. Este tipo de gastronomía ya tiene su propio libro de recetas en español: Poké, de Celia Farrar y Guy Jackson (Lunwerg).

Realizado por Bluemedia Studio. Redacción: Beatriz Langreo y Blanca Usón. Coordinación: Fedra Valderrey.